Participar es formar parte, intervenir, implicarse… No es un fin, es un medio, un proceso de aprendizaje, de madurez y crecimiento personal.

Interiorizar una actitud participativa en el mantenimiento y gestión de una entidad nos va a permitir conocerla en profundidad y entender todos los procesos que en ella se llevan a cabo. Sólo mediante un profundo conocimiento de nuestra entidad podremos:

  • Interiorizar la misión y los valores de la entidad, fortaleciendo nuestro compromiso dentro de ella.
  • Participar de forma activa de los procesos de mantenimiento de la entidad y toma de decisiones, reparto de tareas, órganos de dirección y representación…
  • Adelantarnos a los conflictos antes de que surjan, o bien, facilitar su regulación.
  • Ser capaces de mejorar y transformar aquellas cosas que “no nos gustan” y aprender de los errores.
  • Adaptar nuestra acción y procesos de gestión a las nuevas necesidades que marca esta realidad en constante cambio.

Todo proceso de participación debe incluir algunos elementos comunes que tienen que ver con:

  • La participación la llevan a cabo personas. Por tanto, es un acto humano que se lleva a cabo desde la conciencia y la voluntad.
  • Si son las personas las que participan, surge una relación. No se puede participar desde la individualidad. Por tanto, participamos junto, con, entre… otras personas en interacción.
  • Derivado de esa relación, surge un compromiso e implicación, que es necesario llevar acabo para poder participar. Necesitamos implicarnos porque la participación se vive en primera persona, se protagoniza. Pero, además, como se lleva a cabo en interacción, es también necesario una corresponsabilidad, para que el compromiso y la implicación este repartido.
  • Toda esa relación y compromiso puede estar organizado a través de una estructura y una organización, que puede ser una plataforma, una asociación, una cooperativa…
  • Y, por último, debe llevar a una acción. Se participa para conseguir algo: cambiar la realidad que no nos gusta, conseguir recursos, comunicar….

Condiciones para la participación

Para que pueda existir una participación real y coherente se tienen que dar una serie de condiciones o requisitos mínimos:

  • MotivaciónQuerer Participar. Debemos sentir un impulso que nos empuje a “querer” hacer algo. Significa tener la necesidad de llevar a cabo una acción, de juntarse con otr@s, de cambiar una realidad, de realizar actividades… Algunos aspectos concretos que podemos identificar en este ámbito podrían tener que ver con:
    • Las personas sienten como suyos los objetivos de las actividades o procesos de participación.
    • Las actividades o procesos responden a sus necesidades, intereses, valores…
    • Se identifican y hay “buen rollo” con otras personas de la asociación.
    • Se sienten reconocid@s y aceptad@s, se sienten parte de un grupo.
    • Se sienten útiles y sienten que sus aportaciones contribuyen al cambio.
    • Existen otras motivaciones como: prestigio social, autoestima, otras personas…
  • FormaciónSaber Participar. Necesitamos tener competencias y conocimientos para la participación: saber en qué momentos asumir trabajo, cuando delegarlo, cuando acompañar y cuando protagonizar:
    • Se facilitan los conocimientos y habilidades para llevar a cabo las diferentes tareas necesarias en los procesos de participación.
    • Se trabaja el reparto de tareas con otros miembros del grupo y se trabaja en equipo para aprender a resolver conflictos y entrenar las habilidades sociales.
    • Tienen conocimientos y habilidades para obtener, producir y administrar los recursos necesarios.
    • Saben comunicarse y relacionarse con otros.
    • Tienen los conocimientos y habilidades precisos para conectar y cooperar con otros actores sociales, para trabajar en red.
  • Organización: Poder Participar. La estructura y funcionamiento de la entidad debe poder permitir la participación y establecer los mecanismos necesarios para ello:
    • La organización dispone de medios y recursos para crear actividades y procesos de participación.
    • Existen grupos, equipos de trabajo, comisiones, espacios… Para que cualquier persona pueda participar a diferentes niveles.
    • No se monopoliza la participación ni se impide la participación.
    • Los horarios favorecen la participación de tod@s.
    • Existen medios y canales de comunicación en todas direcciones.
    • Existen procesos de co-gestión o de co-decisión.

Niveles de participación

Los niveles de implicación y participación nunca se miden de forma binaria. Es decir, si estamos completamente activos o, por el contrario, estamos completamente “off”. Lo normal es que los niveles de participación que haya en una organización sean flexibles, variados, heterogéneos, cambiantes…

Esto necesariamente nos llevará a plantearnos estrategias inclusivas, diferentes y adaptadas a cualquier miembro de la organización, así como que atiendan a las expectativas y necesidades de cada persona. «Si tienes media hora y 6 euros, queremos contar contigo. Si tienes todo el tiempo del mundo, también«.

Existen muchas clasificaciones para hablar de los posibles niveles de la participación. Pero, hablando de las asociaciones, hay dos que especialmente se suelen mencionar. Se trata de la clasificación de Trilla y Novela y, por otro lado, de la escalera de participación de Roger Hart.

Clasificación de la participación de Trilla y Novella:

La escalera de la participación de Roger Hart

Por supuesto, hay muchos más modelos. No hay una mejor que otra de forma universal para todas las organizaciones. Aunque el proceso de empoderamiento es mayor cuanto más haya participación, es importante es adaptar el nivel de participación a los objetivos que se quieran conseguir y a las necesidades del grupo de personas que componen la organización.

También es algo que se puede trabajar en una lógica de proceso o de educación para la participación. Empezar por la metaparticipación si no hay experiencia previa puede suponer un fracaso y una desmotivación para seguir participando.