Esta es una de las clásicas preguntas en nuestros cursos de Comunicación especializados en el Tercer Sector. Sin embargo, me temo que no hay una Red Social mejor (o peor) para todas las asociaciones y ONG.

Está claro que en Facebook o Twitter hay tanta gente que es difícil no encontrar a un gran público de interés ahí (y podremos aprovechar las opciones de segmentación para centrar nuestra comunicación en esos grupos de interés). Sin embargo, estas Redes Sociales generalistas son también espacios donde hay mucho ruido y nuestra publicación puede perder visibilidad entre miles de publicaciones (muchas de ellas spam). Y, por otro lado, nuestros posts se perderán en los timelines en muy poco tiempo.

¿Cómo elegir la mejor Red Social?

Para valorar el registro en  una u otra plataforma tendremos que tener en cuenta aspectos como:

  • La coherencia y posibilidades de cumplimiento con los objetivos marcados para nuestras Redes Sociales en nuestro plan o estrategia de comunicación.
  • No sólo identificar nuestro público objetivo, sino también saber dónde están virtualmente y para qué usan cada Red Social.
  • El tipo de contenido que publicaremos o los niveles de interacción que buscamos. No es lo mismo publicar sólo información como difusión de eventos que buscar un mayor grado de interacción a través de grupos de debate o establecer redes de cooperación y coordinación.
  • Tener en cuenta la realidad y cultura de la entidad: coherencia ideológica, políticas de privacidad, facilidad de uso, acceso universal…
  • El perfil de la persona responsable de la comunicación: habilidades y conocimientos, tiempo de dedicación…

A modo de ejemplo, si nuestra entidad es de activismo social y buscamos mantener una comunicación y coordinación con otr@s activistas puede que nos interese probar Redes Sociales pensadas para movimientos sociales creadas con Software Libre y con mayores niveles de privacidad y control de contenidos. Es posible que no nos sigan tantas personas como pueda haber en Facebook, pero casi el 100% de las personas que nos sigan estarán interesadas en lo que digamos.

Otro ejemplo más. Si nuestra entidad busca voluntariado, podremos probar a crear una campaña en Facebook o Twitter donde hay mucha gente (pero nuestro mensaje compite con otros miles de publicaciones) o probar plataformas especializadas en búsqueda de voluntariado donde buscar proyectos sociales en los que participar. Y así podríamos seguir con plataformas especializadas en medicina, cooperación al desarrollo, educación, cultura…

Sin embargo tampoco debemos descartar las Redes Sociales generalistas mayoritarias de forma precipitada. No debemos pensar que por registrarnos en Redes Sociales especializadas en nuestra temática no vamos a asumir riesgos,  a menudo estas plataformas si no alcanzan un determinado impacto tienen una corta vida, por lo que nuestro esfuerzo podría no tener un resultado a largo plazo. Además, como nos dice Xose Ramil en este vídeo, si sólo nos ocupamos de dirigir nuestros mensajes siempre al mismo público afín, podemos caer en el «ombliguismo» y tener una visión limitada de la realidad. Además, podemos perder la posibilidad de aumentar nuestro público dirigiéndonos a nuevos potenciales destinatarios.

Por tanto, no existe una plataforma mejor que otra: se trata de elegir las herramientas que mejor satisfagan nuestras necesidades concretas identificadas previamente, de ahí la importancia de empezar por una tarea estratégica trabajando en un buen Plan de Comunicación. ¡Suerte!