Según el educomunicador popular Mario Kaplún, es mediante los procesos de socialización y de comunicación en los que la ciudadanía se involucra, tanto dentro como fuera de las instituciones de educación formal y en todo tipo de dinámicas comunicacionales, cuando se aprende y cuando se adquiere el verdadero conocimiento: Así como resulta evidente que la comunicación de algo presupone el conocimiento de aquello que se comunica, no suele verse con la misma claridad que la inversa también se da: al pleno conocimiento de ese algo se llega cuando existe la ocasión y la exigencia de comunicarlo. Es en ese esfuerzo de socialización cuando se va profundizando en el conocimiento a ser comunicado y descubriendo aspectos hasta entonces vagamente intuidos […] (Kaplún, 1992).

Compartimos la visión de Kaplún al afirmar que la comunicación no sólo debe ser vista como una profesión y un medio de vida sino como «algo más»: como un servicio a la sociedad […] La Comunicación no es sólo una «especialidad», un coto exclusivo de los profesionales formados en ella. (Kaplún, 1998)[1]. Desde este punto de vista, la comunicación desde las organizaciones sociales, tiene una doble vertiente:

  • Un proceso que contribuye a transformar la sociedad. En este sentido, la comunicación en las organizaciones sociales no debiera ser algo instrumental consistente en la mera difusión de información, servicios, productos o convocatorias. La comunicación, se convierte así, en un medio más a incorporar en el ámbito de acción social de las organizaciones.
  • Una responsabilidad organizativa no dependiente de figuras especializadas. Es aquí donde cobra especial importancia la competencia mediática y digital de las organizaciones. Es decir, contar con los conocimientos adecuados no sólo para saber comunicar y usar los medios y canales más adecuados, sino también para convertir la comunicación en un proceso educativo transformador.

A partir del trabajo realizado por Joan Ferrés Prats (profesor titular del Departamento de Comunicación de la Facultad de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra), y Alejandro Piscitelli (profesor titular del Dpto de Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires)[2] sobre la Competencia Mediática en el contexto educativo, podemos comprobar como la mayoría de los postulados son válidos para extrapolarlos al contexto de las asociaciones y organizaciones sociales por estar en coherencia con los dos puntos mencionados anteriormente. Al fin y al cabo, según los autores mencionados, con la competencia mediática propuesta a partir de las aportaciones de 50 expertos reconocidos, se pretende desarrollar una cultura participativa, compaginando el espíritu crítico y estético con la capacidad expresiva, el desarrollo de la autonomía personal con el compromiso social y cultural (Ferrés, y Pisticelli, 2012).

A continuación, se plantea una síntesis de las seis dimensiones básicas recopilados por Ferrés y Piscitelli y que consideramos deben regir los conocimientos, destrezas y actitudes de los responsables de comunicación de las organizaciones sociales para llevar a cabo este cambio de paradigma comunicativo:

  • Lenguajes
    • Ámbito del análisis: Interpretar y valorar diversos códigos y la función que cumplen en los mensajes desde la perspectiva del significado y del sentido, de las estructuras narrativas y de las convenciones de género y de formato; comprender el flujo de historias y de informaciones procedentes de múltiples medios y modos de expresión; establecer relaciones entre textos, códigos y medios, elaborando conocimientos abiertos, sistematizados e interrelacionados.
    • Ámbito de la expresión: expresarse mediante una amplia gama de sistemas de representación y significación; elegir entre distintos sistemas de representación y distintos estilos en función de la situación comunicativa; modificar productos existentes confiriéndoles un nuevo sentido y valor.
  • La tecnología
    • Ámbito del análisis: Comprensión del papel que desempeñan en la sociedad las TIC y sus posibles efectos; interactuar de manera significativa con medios que permiten expandir las capacidades mentales; manejo de las innovaciones tecnológicas que hacen posible una comunicación multimodal y multimedial; desenvolverse en entornos hipermediales, transmediáticos y multimodales.
    • Ámbito de la expresión: manejar herramientas comunicativas en un entorno multimedial y multimodal; adecuar las herramientas tecnológicas a los objetivos comunicativos que se persiguen; elaborar y manipular imágenes y sonidos desde la conciencia de cómo se construyen las representaciones de la realidad.
  • Procesos de interacción
    • Ámbito del análisis: selección, revisión y autoevaluación de la dieta mediática en función de criterios conscientes y razonables; dilucidar por qué gustan unos medios, unos productos o unos contenidos; valorar los efectos cognitivos de las emociones; discernir y gestionar las disociaciones que se producen entre sensación y opinión, entre emotividad y racionalidad; conocer la importancia del contexto en los procesos de interacción; conocimientos básicos sobre el concepto de audiencia; apreciar los mensajes provenientes de otras culturas para el diálogo intercultural; gestionar el ocio mediático convirtiéndolo en oportunidad para el aprendizaje.
    • Ámbito de la expresión: actitud activa en la interacción con las pantallas, entendidas como oportunidad para construir una ciudadanía más plena, para transformarse y para transformar el entorno; llevar a cabo un trabajo colaborativo mediante la conectividad y la creación de plataformas que facilitan las redes sociales; interaccionar con personas y colectivos diversos en entornos plurales y multiculturales; conocer  posibilidades legales de reclamación y actitud responsable ante estas situaciones.
  • Procesos de producción y difusión
    • Ámbito del análisis: conocer las diferencias básicas entre las producciones individuales y las colectivas, entre las populares y las corporativas; conocer los factores que convierten las producciones corporativas en mensajes sometidos a los condicionamientos socioeconómicos de toda industria; conocer sistemas de producción, técnicas de programación y los mecanismos de difusión; conocimiento de los códigos de regulación y de autorregulación que amparan, protegen y exigen a los distintos actores sociales, y de los colectivos y asociaciones que velan por su cumplimiento, y actitud activa y responsable ante ellos.
    • Ámbito de la expresión: conocer las fases de los procesos de producción y de la infraestructura necesaria para producciones de carácter personal, grupal o corporativo; trabajar de manera colaborativa en la elaboración de productos multimedia o multimodales; seleccionar mensajes significativos, apropiarse de ellos y transformarlos para producir nuevos significados; compartir y diseminar información, incrementando la visibilidad de los mensajes, y en interacción con comunidades más amplias; manejar la propia identidad online/offline y actitud responsable ante el control de datos privados; gestionar el concepto de autoría individual o colectiva, actitud responsable ante los derechos de propiedad intelectual; generar redes de colaboración y retroalimentarlas.
  • Ideología y valores
    • Ámbito del análisis: descubrir la manera en que las representaciones mediáticas estructuran nuestra percepción de la realidad; evaluar la fiabilidad de las fuentes extrayendo conclusiones críticas; buscar, organizar, contrastar, priorizar y sintetizar informaciones; detectar intenciones o intereses que subyacen en las producciones corporativas y/o populares; actitud ética a la hora de descargar productos útiles para la consulta, la documentación o el visionado de entretenimiento; analizar las identidades virtuales individuales y colectivas, y detectar estereotipos; analizar críticamente los efectos de creación de opinión y de homogeneización cultural; reconocer los procesos de identificación emocional con los personajes y las situaciones de las historias como potencial mecanismo de manipulación o como oportunidad para conocernos a nosotros mismos y abrirnos a otras experiencias; gestionar las propias emociones en la interacción con las pantallas, en función de la ideología y de los valores que se transmiten en ellas.
    • Ámbito de la expresión: aprovechar nuevas herramientas comunicativas para transmitir valores y contribuir a la mejora del entorno; elaborar productos y modificar los existentes para cuestionar valores o estereotipos presentes; aprovechar las herramientas del nuevo entorno comunicativo para comprometerse como ciudadanos y ciudadanas de manera responsable en la cultura y en la sociedad.
  • Estética
    • Ámbito del análisis: extraer placer de qué se comunica y cómo se comunica; reconocer una producción mediática que no se adecue a unas exigencias mínimas de calidad estética; relacionar las producciones mediáticas con otras manifestaciones artísticas detectando influencias mutuas; identificar categorías estéticas básicas como la innovación formal y temática, la originalidad, el estilo, las escuelas y tendencias.
    • Ámbito de la expresión: producir mensajes elementales que sean comprensibles y que contribuyan a incrementar los niveles personales o colectivos de creatividad, originalidad y sensibilidad; apropiarse y transformar producciones artísticas, potenciando la creatividad, la innovación, la experimentación y la sensibilidad estética.

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[1] Kaplún, M (1998): Una pedagogía de la comunicación.  Madrid. Ediciones de la Torre.

[2] Ferrés, J. y Pisticelli, A. (2012). La competencia mediática: propuesta articulada de dimensiones e indicadores. Comunicar, 38, 75-82.

[3] Lema-Blanco, I., Rodríguez-Gómez, E. & Barranquero-Carretero, A. (2016). Jóvenes y tercer sector de medios en España: Formación en comunicación y cambio social. Revista Comunicar, 48, 91-99. Recuperado el 31/03/2020 de www.revistacomunicar.com/verpdf.php?numero=48&articulo=48-2016-09.